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martes, 10 de junio de 2014

DIA 16: MALOS AUGURIOS

Etapa 15: Puente de la Reina – Sabiñánigo 40 Km
Salida: 10:00 
Llegada: 17:30
Acumulado: 996 Km

Hoy era otra etapa de esas de transición, que tenían que ser placidas y con final feliz.
Adolfiño hoy estaba de lo más relajado, después de la noche de ayer en la que conoció a un grupo de catalanes estupendos, con tan buen conocimiento de los caldos navarros como él. Nuestra idea era hacer pocos kilómetros y tomar el día de alivio.

Aquí haciendo amigos y compartiendo mantel. !Viva el vino!

Salimos tranquilitos a una hora decente, las diez, que el chaval no estaba para madrugones. Y nada más salir de Puente de la Reina de Jaca nos hemos encontrado con una bandada de cuervos que me produjo el primer escalofrío ciclístico.

Hoy no hay Tato. Pero ¿Qué eso que está en el suelo a mi lado?
Ganador de ayer Félix, que a las dos de la  mañana no deja títere con cabeza.

Como el chaval no es de vaticinios continuamos la marcha como si nada hasta que... raca: ¡gato negro, gato negro!… y haciendo de alfombra en la carretera. Dos presagios en cinco kilómetros no pueden significar nada bueno.
Y claro, las cosas son porque son y yo, que ya no era capaz de meter el piñón más grande, empecé a tener dificultades para enganchar también el piñón pequeño. Pero es que al cabo de un rato fue la catalina grande la que dijo basta, por aquí la cadena no pasa.

Esos preciosos amaneceres aragoneses.

Yo para entonces ya estaba más preocupada que D´Artacan con moquillo y al llegar a Jaca dije basta. El Adolfo que a veces es más áspero que el talón de un indio seguía a lo suyo, a dar pedales. Así que tuve que recurrir al método más eficaz de una bicicleta para llamar la atención de su dueño: empecé a gritar “traca traca traca” con la cadena amenazando romperse en cualquier momento contra la catalina…. y el Adolfo paró.

Que si saca un destornillador, que si ajustamos un poco, que si un poco de grasilla, que si un poco de que no tengo ni puta idea de que te pasa Babieca. Vámonos a un doctor.
Y fuimos a un taller de bicicletas regentado por un zagal que iba más apretado que el paquete de un torero. Menudos brazos. Lo suyo además era amor de velocípedo. Con deciros que tenía tatuados piñones y cadenas de bicicleta por todo el cuerpo.
Pues me agarró, me escarranchó y comunicó el parte:

  • Chaval, la Babieca está más jodida que las toallas de Eduardo Manos Tijeras. Tu amiga tiene menos futuro que Pinocho en un incendio.

Jo, ¿qué os parece la expresión? Hombre, que estoy yo delante, con mis sentimientos.
Parece ser, según este muchacho, que tengo una avería irreparable en la zona del cambio y piñones que sólo puede acabar en defunción. Joder. Y te lo dice un tipo más simple que las instrucciones de un tapón.
En fin, esto es como los cirujanos, habrá que pedir una segunda opinión, aunque me temo que como os dije antes, hay malos augurios.
Bueno, no os preocupéis, que no soy tan fácil de partir y aún me quedan cambios y piñones para dar y tomar. Además como dijo el gran Groucho Marx: “Tengo la intención de vivir para siempre o morir en el intento”.

Venga macho reza por mí y déjate de paparruchadas.
Después de Jaca continuamos la marcha y llegamos prontito a Sabiñanigo. Adolfo, eso sí, tuvo que parar a echarse vaselina en la entrepierna que parece que esto de estar todo el día jugando a la ruleta rusa le está dando un poquito de escozor.
Solo un detallito. La vaselina la compró en Jaca en una farmacia y su fin último eran los labios. No sabéis el gusto que le dio a la entrepierna de Adolfo recibir una buena porción de vaselina mentolada. Estuvo gritando el “jodio” de Jaca a Sabiñánigo. Será burro el animal. Y luego el cacho hierro soy yo.
Allí mis males se acabaron porque nos encontramos con Ali (una gran amiga nuestra) y su familia.
Y no os cuento lo bien que me lo he pasado por la tarde jugando con el pequeño Nachete.

Nachete y su hermana preparándose para la próxima aventura.

Pues con este final feliz me despido… i fins demá.



4 comentarios:

  1. Pues lo que está al lado de la Babieca es el molusco gasterópodo cuyo jombre aparece en la cabecera del blog. Mira que tardaches en atopalos carallo!
    Forza Adolfo! Que ahora hay que subir, como a tí te gusta.

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  2. anda que pensé que lo que había al lado de la Babieca no era otra cosa que lo que quedaba del Tato...(la cabeza sin sombrero ya..je je) y qué alegría! un caracol-col-col aragonés haciendo camino...¡¡¡.esa bien podría ser la velocidad ideal... !!!.. por cierto, tengo un mensajito de parte de la bisabuela que nos preguntaba por dónde andabas que hacía tiempo que no te veía: ¡TA' TOLO ESE!..... ji ji ji.....

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  3. Adolfiño, cuida de la Babiequiña, que después de tantos años es una más de la familia!

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  4. A la Babieca aun le queda mucha guerra que dar
    VUELA BABIECA VUELA!!!

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