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lunes, 28 de julio de 2014

DÍA 64: EL INFIERNO TURCO

Etapa 57: Alexandroupoli, Grecia-  Keşan, Turquía 78 Km 
Salida: 11:00
Llegada: 16:00
Acumulado: 4641 Km


Ni la pasión turca ni paparruchas. Lo que hace en Turquía es un calor de mil diablos. Hemos tenido una máxima de cuarenta y seis grados. El infierno en la tierra, vamos.
Desde luego la pereza que tiene Adolfo para levantarse no ayuda nada. Y como no es lo mismo una negra bola que una negra en bolas, no es lo mismo salir a pedalear a las siete de la mañana que a las once.
El tío se levanta, se unta la nutella en su bocaza, monta las alforjas, me hace unos arreglitos, se pone de chachara con cualquiera y solo entonces, solo, se echa a la carretera.

En la frontera nos pusimos en un periquete. Bueno, la frontera o el mercado, porque aquello era un sin Dios de gente, camiones, coches, guardias, cabras, gallinas y melones. Adolfo dio el visado y salimos de allí a toda leche. Eso sí, el vacile de la guardia fronteriza no nos lo quitó nadie.

Con este tipo de señales como para no reírles sus vaciles...

Aquí en Turquía he empezado por fin a ver bicicletas de mi edad, con experiencia. Las hay incluso más viejas.
Precisamente en un bar de carretera en el que se metió Adolfo a tomar un té le invitaron a cambiarme por otra más nueva. Los tíos pensaban que Adolfo  no tenía para más y le ofrecían una bicicleta mejor para el viaje. A cambio Adolfo les tenía que dar algo de pasta y dejarme allí. ¡Serán capullos los “ortomanos” estos de los huevos!
Adolfo es un campeón y les dijo que ni por cincuenta camellos, a lo que los tipos respondieron con unas risas de echarse al suelo.
Pasados los otomanos recalcitrantes nos dispusimos a hacer la kilometrada padre pero fue entonces cuando nos llegó el ataque desde el cielo. ¡Qué solazo! ¡Qué calorazo! ¡Qué horno esta Turquía, coño!.
El calor hizo imposible pedalear. O parábamos o nos jugamos derretir nuestros hierros y huesos en el asfalto.
Ahora empieza lo bueno, el regateo. Adolfo ha conseguido un hotel por 5€. Flipante. Y está guay.
Para finalizar os dejo unos documentos audiovisuales de los últimos días, donde Adolfo, en vivo y en directo os cuenta lo que es pedalear por esas tierras del mundo.
A ver si mañana hace menos calor. Ya os contaré. Chao, chao…







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